En un país de vainilla y chocolate...

Sí papás así es, esta tarde hemos conocido el país de vainilla y chocolate...y en qué consiste? pues resulta que es un país formado por cuadrados de vainilla y chocolate, en concreto 64, donde hay avenidas y calles para moverse (si te mueves por una avenida-fila- eres un coche y si de lo contrario te desplazas por una calle-columna- eres un robot o la última opción es moverse a base de saltitos-de manera diagonal- como si fuésemos animalitos pegando saltos) sabéis ya de qué juego estamos hablando? ¡EL AJEDREZ!

Impresionante los conocimientos previos que ya tenían los niños acerca del juego del ajedrez.

Sobran razones para justificar el aprendizaje de este juego, en el cual se trabajan la mayoría de las inteligencias -según Howard Gardner todo individuo posee 7 inteligencias (musical, cinético-corporal, lógico-matemática, lingüística, espacial, interpersonal e intrapersonal- unas se desarrollan más que otras a lo largo de nuestra vida y en parte gracias al entorno en el que te desarrolles. En concreto el ajedrez nos hará trabajar las inteligencias:

- Lógico-matemática: cuento cuántas piezas tengo, cuantas me han comido, cuántos saltos puede dar el peón...utilizando también la lógica del juego (no moveré una pieza si sé seguro que me la comerá el rival).

- Lingüística: nombre de las piezas, nombre de los movimientos (diagonal, horizontal...)

- Interpersonal: confianza en uno mismo para afrontar el juego (qué pieza moveré, qué movimiento será más adecuado...)

- Intrapersonal: el niño se pondrá en el papel de su contrincante para saber qué movimiento realizará, cómo actuará, etc.

- Espacial: en primer lugar nosotros mismos seremos las piezas en el tablero gigante, trabajando el movimiento hacia la derecha, hacia delante, de forma diagonal...y por último el espacio se reducirá en el tablero de mesa.

Sea dicho...¡A jugar!