GRADUACIÓN
LOS
PULPITOS
19-06-2014
Muchos
de vosotros ya me conocéis y para los que no, yo soy Miriam. Soy
maestra de infantil y vengo a contaros un cuento.
La
tradición manda que todos los cuentos empiecen con el
eterno: “erase una vez”, y este no será menos, así que:
Erase
una vez una maestra jovencita y con muchas ilusiones. Unas mamás y
unos papás decidieron confiar en ella para ayudarles a educar a sus
hijos y se los encomendaron con tan solo 3 añitos.
Eran
apenas unos bebés y de repente su maestra pasó a ser su guía a lo
largo de los 3 años siguientes.
¡Qué
responsabilidad y que reto tan maravilloso!
La
maestra abrumada a la vez que encantada con la tarea se puso manos a
la obra y en esos 3 años sus niños, su rebaño de pulpitos y ella,
hicieron magia.
Pues
descubrieron maravillosos colores, las formas, el espacio donde
vivir, las estaciones, el tiempo para disfrutar, los animales y
tantas y tantas cosas más que ni siquiera caben en este cuento.
Además,
las hadas ayudaron con sus encantamientos y les permitieron descubrir
la amistad.
¡Qué
invento tan asombroso! Muchos niños para jugar, para pelear, para
inventar cosas buenas y otras no tan buenas, para contar secretos,
para hacer alianzas de civilizaciones, pues amigos, son todos, los de
allá y los de acá.
Un
mago muy poderoso les invitó a descubrir la música, el baile, el
equilibrio y el movimiento, y así los pulpitos bailaron y bailaron y
cantaron y cantaron uno y otro día.
Luego
vinieron los duendes y también regalaron sus dones, con los que los
pulpitos aprendieron a hacer collages, a pintar, a hacer rayitas,
puntitos, a atarse los cordones, a recoger todas sus cositas, a
ayudarse los unos a los otros y a querer.
Valga
decir que tengo el privilegio de ser la maestra del cuento y que he
recibido el mayor de los dones: el regalo del amor incondicional y
gratuito de mis pulpitos.
Hoy
estoy aquí con “el corazón partio” para despedirme de ellos y
devolverlos a sus papas y mamas para que sigan el camino de sus
vidas.
Soy
consciente de que esta experiencia que acaba aquí, se va a repetir
de manera indefinida a lo largo de mi vida profesional, pero estos
niños son mi primera promoción, una promoción especial por sí
sola, la cual se queda en un rincón muy grande dentro de mi corazón.
Agradezco
a sus papas y mamás el apoyo incondicional que me han brindado a lo
largo de estos años.
Entre
todos hemos hecho un buen trabajo.
Estoy
muy orgullosa de mis pulpitos y lo estaré aún más cuando en un
recodo de la vida los vuelva a encontrar, ya adultos, y me cuenten
que siguen siendo tan felices como lo son en este día.
Y
tal vez, ¿quién sabe?, les apetezca a su vez confiar en mi y
traerme a sus niños como lo hicieron sus padres tanto tiempo atrás
en el ciclo sin fin, el ciclo de la vida.
¡Os quiero!
Miriam Galindo